jueves, septiembre 28, 2006

Poco importa


Algunos amigos que tienen la desgradable y pésima costumbre de leer este blog me han halagado con varios "me cago de risa con tu blog". Desde luego que les estoy muy agradecido. Pero da bronca que en el año 2006, cuando ya ciertas cosas deberían ser tan obvias como la inexorabilidad de la muerte, cuando ya deberíamos estar más o menos de acuerdo en que estas ciertas cosas son injustificables (desde todo punto de vista y sin importar acciones anteriores de nadie), da bronca -decía- que un tipo esté desaparecido. DESAPARECIDO como institución. En este país se institucionalizan las cosas más macabras y siniestras.
Una persona víctima del terrorismo de Estado que colabora con la justicia (no con la venganza, con la justicia) está desaparecido. Y se teme lo peor. Tememos lo peor cuando lo peor ya ocurrió. ¡Todavía estamos discutiendo si es comprensible/justificable la dictadura! ¡Qué país! Porque el hecho de que como sociedad estemos dormidos ante la desaparición del señor López demuestra con violencia lo que somos, lo que forjamos desde nuestras entrañas. Seguimos generando desaparecidos. Hasta ahora generábamos torturas en comisarías, gatillo fácil, mano dura, presos sin condena (y exigíamos más de esto). Ahora ha vuelto la desaparición. Qué país. ¿Qué país puede permitir esto? Sólo un país que vota a Patti, Rico, Bussi, Moria Casán, Menem (podemos hasta enenteder las dos primeras veces, pero ¿por tercera vez en 2003?).
Hay un hombre que desapareció dos veces; y fue más gente a la marcha de Blumberg que a la convocada ayer en Plaza de Mayo (soy hipócrita; por razones laborales yo tampoco fui, pero mucha gente no tuvo problemas laborales para ir a la del ingeniero textil).
Aquí no hay excusa, esto no es del pasado, estos no son derechos humanos del pasado: esto está pasando mientras yo escribo. Hay un desaparecido en la Argentina. Desenlace feliz o desenlace de muerte, lo peor está pasando igual.
La injusticia que generamos, que produce la inevitable inseguridad, produce, a su vez, un desaparecido. Sí, hemos llegado a tanto. Antes los desaparecidos eran cosa de dictadura, de gobierno de facto; ahora, en democracia.
Hay tristeza, bronca (mucha bronca), aires de resignación, impotencia, más bronca, desesperación, desesperanza, angustia. Ganas de no ser de acá.
Jorge Julio López, secuestrado, torturado y desparecido por la dictadura, fue liberado alguna vez. Pero nunca del todo. El que vive algo así nunca es libre plenamente. Jorge Julio López volvió a la incertidumbre de existencia de la que jamás le permitieron salir. Son días de espanto y pareciera que a casi nadie le importa.
Todos saben quién ganó el concurso de baile de Tinelli; todos son capaces de distinguir a Jésica Cirio de Sabrina Rojas; todos saben en qué quedó la estrambótica y camaleónica grilla de horarios de los grandes canales.
Muy pocos saben que Jorge Julio López está desaparecido. Muy pocos saben quién es Jorge Julio López. Muy pocos saben qué le obligaron ser a Jorge Julio López. Nadie sabe de Jorge Julio López en septiembre de 2006. Tampoco nadie sabía de él en noviembre de 1976. ¡Qué país!

martes, septiembre 19, 2006

III

el centro
de un poema
es otro poema
el centro del centro
es la ausencia

en el centro de la ausencia
mi sombra es el centro
del centro del poema

Alejandra Pizarnik

viernes, septiembre 15, 2006

REY DE COPAS


Más allá de eso. Imaginando, incluso, que hayamos perdido esta última copa. Con todo eso, ser de Boca no es intrascendente, no es cualquier cosa. Ser de Boca no sólo es no ser de ningún otro cuadro (la tesis filosófica: una cosa se define por lo que no es), sino que la patria bostera se diferencia por señas más profundas que los colores.
Ser el club popular por excelencia es una de esas marcas. Pero, insisto con mi indiferencia con respecto a lo cuantitativo, no importa si Boca Juniors tiene la mayor cantidad de hincahs en el país. Eso no es relevante. Boca es el club popular por exclencia por su historia; por su fisonomía (desde luego, independientemente de su presidente que, hay que aclarar, muy poco tiene que ver con los rasgos populares de nuestro país); por su forma de jugar y de plantear el fútbol; porque su hinchada es una suerte de muestreo de los "grasitas", como los llamaba Evita; porque ellos mismos se autoproclaman bosteros.
Y ser bostero es tener olor a bosta, a caca, a sudor, a pisa de musarela (no pizza de muzzarella), a laburo, a vino malo, a "no me bañé y me estoy morfando un chori".
Y uno de los íconos de Boca es un chancho sucio y pestilente o un gordo pisero (pizzero).
Porque el barrio da a orillas de las aguas espesas y sospechosas del Riachuelo. Porque el ídolo máximo de Boca es el mejor jugador de la historia, sí, pero nació en una villa miseria, es un tipo sencillo (excéntrico a veces, es cierto, pero cuando va a la cancha es un hincha más), lo que mejor hace es jugar a la pelta y siempre será uno de los "grasitas".
Porque en la cancha de Boca "se escucha y se mueve todo". Porque Boca no suele golear, no tiene el juego elegante de otros equipos admirables; Boca mete.
Porque Boca atraviesa temporadas enteras sin un 9, sin un 5. Y no importa, juega.
Porque Riquelme se hizo grande en Boca y también era pobre. Pero lo mejor de todo es que sigue siendo humilde.
Porque yo no recuerdo insultos o silbidos de la hinchada a sus jugadores en una mala tarde. Porque a algunos jugadores, de primera mano, no los acpeta. Después son ídolos.
Porque todos los eqiupos del mundo quieren jugar en la cancha de Boca.
Porque cuando juega Boca se sufre mucho.
Porque a la cancha de Boca vienen los turistas a ver algo que no se ve en ningún lugar del mundo.
Porque el estadio bostero es chico. Es una cajita de bombones y así nos gusta.
Porque en Boca juega el virtuoso, el ditinto y el voluntarioso, el que mete, el que va y busca. Porque juega el petiso, el gordito, el lungo torpe.
Porque, para algunos, nuestro Boquita no es una "institución modelo en el mundo", es un "clú".

martes, septiembre 12, 2006


y, probablemente, sea como interroga mi amigo Tull, acaso el hombre sea un erro del hombre pero Fede es Fede y, desd luego, Frank está siempre un paso adelante.

domingo, septiembre 10, 2006

Es palabra de Fede


¿Cómo? ¿El hombre es un error de Dios? ¿O Dios un error del hombre?

F. Nietzsche, Sentencias y dardos, "El ocaso de los ídolos"

martes, septiembre 05, 2006


El periodismo musical es gente que no sabe escribir,
entrevistando a gente que no sabe hablar
para gente que no sabe leer.

Frank Zappa